Familias enteras afectadas por los incendios en Chile comenzaron a regresar a sus colonias, pese a que persiste el daño por la emergencia que dejó 131 muertos.
Brenda y Humberto regresaron a la comunidad arrasada por los incendios de Viña del Mar, al noroeste de Santiago.
Animados, adornaron con plantas la entrada de un futuro hogar que reconstruirán en el mismo asentamiento irregular con mínimos accesos que dificultaron la evacuación el día de la tragedia.
Somos un equipo. Vamos a tener una casa más bonita”, expresó Brenda Bustos de 28 años, quien actualmente está desempleada.
Sin un plan de reubicación, la pareja volvió a Monte Sinaí, un barrio que se formó ilegalmente hace unos años y donde vivían unas 200 familias antes de los incendios forestales que comenzaron el 2 de febrero pasado.
Ese día el fuego devastó parte de los cerros sobrepoblados de Viña del Mar, donde por décadas se han instalado familias en terrenos no autorizados.
En Monte Sinaí, recordaron los pobladores, escaparon por sus propios medios.
Viña del Mar es la sexta ciudad con la propiedad más costosa en Latinoamérica, con dos mil 699 dólares por metro cuadrado, según un estudio del sitio especializado Portal Inmobiliario.
De acuerdo con cifras del gobierno, en la región de Valparaíso, antes del incendio, ya faltaban 38 mil 079 viviendas, la segunda cifra más alta del país.
Tras los siniestros, otros 15 mil inmuebles habitacionales resultaron afectados.
Pese al riesgo de nuevos incendios, Humberto Guerra, un panadero de 28 años está de vuelta en esa localidad.
Llevó dos plantas para instalar en la entrada de su terreno, para que le dieran “alegría y vida” al lugar reducido a escombros y cenizas.
En un cuaderno, garabatea los planos de su futura casa y anotó la lista de materiales necesarios.
Aquí voy a hacer una pieza de tres metros cuadrados, voy a ocupar seis rollizos (troncos), 13 palos para el piso y cinco placas de madera”, apuntó Bustos, quien junto a su pareja logró huir a pie, y luego en auto, del cerro en llamas.
Conscientes del peligro, los vecinos quieren implementar nuevas medidas por su seguridad.
La presidenta (del asentamiento) nos dio la idea de achicar un poco los terrenos, pero agrandar la calle para que los bomberos tengan acceso más libre”, relató Humberto.
La hija de Brenda, de ocho años, estaba fuera. Lloró mucho cuando supo “que su casita se había quemado”, dijo la mujer.
Perdieron todo, pero gracias a donaciones y la ayuda de familiares se hicieron con una carpa y mantas.
Desde el domingo acampan en el sitio donde estuvo su hogar.
Vamos a ir lentito, pero seguro”, compartió el panadero.
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