Bajar las persianas, cerrar las puertas, poner plantas, comprar ventiladores, ponerles hielo o, simplemente, usar el abanico. Estos son algunos de los remedios más tradicionales para combatir las altas temperaturas de la época estival en España. Además, en muchas zonas del país se usa la cal como aislante térmico en las paredes para, en invierno, conservar el calor y hacer lo propio con el frío en las épocas más calurosas. Sin embargo, en los últimos años, la tecnología ha avanzado para aprovechar el calor que esconde el aire a menos de diez grados y el frío que guarda en una calurosa tarde veraniega.
Así de simple es la termodinámica que cada vez más está presente como sistema energético en los hogares españoles. En los últimos años, los españoles han aprendido a trasnochar para planchar o hacer la colada e, incluso, comprender qué es el mercado libre o regulado en el sector gasístico y es que uno de cada cuatro kilovatios de energía consumidos en la Unión Europa se utiliza en los hogares. Es decir, gran parte de la energía consumida en el bloque comunitario tiene su origen en la forma en que se calientan y enfrían las viviendas.
En España, los sistemas de climatización más tradicionales son «el aire acondicionado y también la calefacción por gas natural», responde Araceli de la Fuente, directora de comunicación de Mitsubishi Electric España. Sin embargo, la Unión Europea, a través del Green Deal entre otros, tiene como objetivo descarbonizar la economía comunitaria para las próximas décadas. De hecho, en sus planes, Bruselas recoge que en tan solo ocho años el 45% de las energías que se utilicen en el continente sean renovables. ¿Y qué tiene que ver la termodinámica?
La termodinámica trata los procesos de transferencia de calor, que es una de las formas de energía y cómo se puede realizar un trabajo con ella. Por lo tanto, a través de esta rama de la ciencia se consigue multiplicar la eficiencia de los sistemas de calor y frío. Pero solo hay que saber cómo robarle esa energía al aire; y ahí la aerotermia es la respuesta. «Esto se usa en muchos países que podemos calificar como ‘eco’», apunta de la Fuente.
La tecnología que se esconde detrás de la aerotermia permite extraer hasta un 75% de su energía del aire de la atmósfera y solo un 25% de la electricidad, «esto supone reducir un 80% la factura energética en el hogar», apostilla. Este sistema funciona en un circuito cerrado en el que los cambios de estado del refrigerante marcan los ritmos. «Se usa mucho en vivienda nueva, pero se puede instalar en una antigua aunque es más complejo porque se necesita una pequeña obra», explica la directora de comunicación de Mitsubishi Electric España.
El funcionamiento es como el de cualquier bomba de calor tradicional, ya que esta tecnología intercambia la energía del aire con el refrigerante que hay en su interior para extraer el calor de la habitación en verano y acondicionarla o tomar la energía del aire exterior en invierno para calentar el interior. El sistema se compone de una unidad interior que, en este caso, sustituye a la caldera, una exterior, como los aparatos de aire acondicionado, y un depósito de agua.
El precio de la instalación depende de muchas cuestiones como la ubicación de la unidad exterior o del espacio que haya en la vivienda para ubicar sistema interior. «En poco tiempo, la inversión está amortizada», detalla de la Fuente.
A finales de 2020, en toda la Unión Europea existían 14,8 millones de sistemas de aerotermia instalados, un 6% más que en 2019. Francia, Italia, Alemania y España son los mercados de mayor tamaño y crecimiento, según los datos del sector.
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