La prohibición se centrará en los establecimientos y terrazas; estaría en vigor los fines de semana y días festivos a partir de las 00:30 horas.

Según argumentó el alcalde Sala, esto ayudaría a combatir la “vida nocturna salvaje” que priva del sueño a los vecinos de los barrios concurridos de la ciudad. Desde el rubro comerciante y hostelero están molestos y argumentan que la iniciativa no hará ninguna diferencia.

Comer helado o pizza por la calle a medianoche serán tradiciones del pasado en la zona norte de Milán. Ello, porque el Ayuntamiento de esta ciudad en el norte de Italia anunció una ordenanza que prohibirá el consumo de cualquier alimento, incluyendo bebidas alcohólicas o no alcohólicas, y también restringirá el uso de terrazas hasta las 6 de la mañana. La medida busca preservar la tranquilidad de los residentes locales, pero ha molestado a la industria gastronómica.

La prohibición entrará en vigor los fines de semana y días festivos a partir de las 00:30 horas, extendiéndose a los vendedores ambulantes de comida en áreas concurridas a partir de las 20:00 horas. La propuesta busca especialmente regular zonas de alta afluencia como el popular barrio de Navigli, conocido por la concentración de jóvenes durante los fines de semana, lo que puede perturbar el descanso de los vecinos.

Aunque la ordenanza aún está en proceso de revisión y alegaciones hasta el 3 de mayo, el descontento ya se ha manifestado. Los restauradores critican la disparidad al permitir la venta de alimentos en supermercados durante la noche.

«¿Cómo se puede diferenciar entre alguien que ya tenía una bebida consigo y alguien que la compró recientemente?», cuestionó Marco Barbieri, secretario general de la asociación Confcommercio.

El alcalde Giuseppe Sala respalda la medida argumentando que busca satisfacer las demandas de los residentes por un descanso nocturno adecuado, aunque está abierto a ajustes en la normativa. Milán, reconocida por su vida nocturna, busca así equilibrar el disfrute del espacio público con el respeto a la tranquilidad de sus ciudadanos, especialmente en las áreas afectadas por la actividad nocturna conocida como ‘movida’.