Las tormentas e inundaciones son la mayor amenaza climática para América Latina, reveló ayer la Organización de Naciones Unidas.
En su informe Panorama de los Desastres en América Latina y el Caribe 2000 – 2022, publicado ayer, la agencia internacional reportó que esos dos fenómenos reportan el mayor incremento de población afectada de 2019 a 2022.
La población afectada por inundaciones se incrementó 19.5% de 2019 a 2022; mientras que por tormentas subió 38% en el mismo lapso.
Por su parte, debido a actividades volcánicas el aumento de población afectada fue de 16.6%.
El reporte, elaborado por la Oficina Regional de Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) detalló la situación en la que vive la población más afectada con las catástrofes.
“En América Latina y el Caribe, los eventos climáticos y sísmicos extremos están ocurriendo en lugares donde la pobreza, la desigualdad, la inseguridad alimentaria, el desplazamiento y la violencia son parte de la vida diaria de millones de personas,” dijo Shelley Cheatham, Jefa de la Oficina Regional de la OCHA para América Latina y el Caribe.
El aumento de los riesgos y la continua vulnerabilidad implican que es más probable que ocurran desastres y que, por tanto, se pongan en peligro más vidas y medios de subsistencia, ocasionando más pérdidas humanas y materiales, añadió.
Amenaza en cascada
El organismo multilateral aseguró que es necesario evaluar la posibilidad de que una amenaza se manifieste y provoque perturbaciones en las partes conectadas del sistema.
“Un suceso también puede desencadenar otro, lo que se conoce como amenaza en cascada. Por ejemplo, fuertes lluvias que provocan un deslizamiento de tierras, o una erupción volcánica que provoca un deslizamiento de tierras que desencadena un tsunami”, afirmó el reporte.
Como muestra de lo que detalla el informe, ayer la cifra de muertos por un ciclón en Brasil aumentó a 39, informó el gobierno del estado de Río Grande do Sul.
Un total de 79 municipios de la región se vieron afectados por las lluvias provocadas por el ciclón, que dejó unas dos mil 500 personas sin hogar y a más de tres mil 570 desplazadas de sus hogares.
“Aunque las crisis humanitarias no siempre pueden prevenirse, el sufrimiento asociado a los efectos de diversas crisis y desastres puede reducirse en gran medida mediante una programación sólida, proactiva y colaborativa que tenga en cuenta los riesgos”, concluyó el reporte.
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