Presencia de migrantes de diferentes nacionalidades divide a juarenses

La presencia de migrantes de diversas nacionalidades en calles de esta ciudad fronteriza divide a sus habitantes; como signo de los tiempos que se viven en el país, unos están a favor y otros en contra, pero todos reconocen que a los viajeros forzados no les interesa quedarse en Juárez.

No nos afecta, porque sí son muy trabajadores los muchachos. Llegan a trabajar, pidiendo trabajo, pos’ que buscan chamba para sobresalir.

Se quejan de la basura, de todo eso. Sí han ayudado, son muy buenos trabajadores”, comentó Ángel Isaac Martínez, vecino de la ciudad fronteriza.

Mientras tanto, Martha, encargada de un puesto de comida en el Centro de Ciudad Juárez está en contra de la presencia de los migrantes.

Es mucha gente, eso es lo que debe ver el presidente, cerrar los puentes para que no pasen, oiga. La gente de El Paso ya se está quejando también de ellos que limpian vidrios allá y andan asaltando por allá.

Nomás andan pidiendo y pidiendo, y les dice uno que si quieren trabajar y no quieren trabajar, quieren todo aquí. Son bien marranos, cochinos, muy cochinos”, afirmó la molesta ciudadana.,

Hasta la última semana de septiembre, la presencia de los migrantes en las calles de la ciudad pasaba casi inadvertida; como iban llegando en el lomo del tren llamado La Bestia, se dirigían a los refugios o centros de apoyo para descansar, comer y seguir su camino hacia la Puerta 36, el único paso controlado para ingresar a Estados Unidos.

Pero ante los rumores de que la Puerta 36, único paso en la valla fronteriza que es opción para un cruce controlado, la primera semana de octubre se incrementó el arribo de migrantes.

Del tren se bajan en los patios de Ferromex, a un costado de la Fiscalía Zona Norte de Chihuahua, desde este punto hasta la garita de Paso del Norte son 4.2 kilómetros (km), pero por no tener documentos algunos caminan los 12.8 km a la Casa del Migrante, en donde hacen un alto para seguir a la Puerta 36 de la valla fronteriza.

A su paso piden dinero para comprar algo en alguna tienda de conveniencia y, en su trayecto, van dejando la basura, aunque traigan una mochila o una bolsa, no cargan con el desperdicio, una envoltura, una botella de pet o vidrio, ya es mucho lo que traen a cuestas.

Pero no está mal que vengan, porque quieren un futuro mejor, pero también que no sean cochinos, pues, que no tiren basura, que la recojan.

También porque ni trabajan, nomás están ahí de ‘ah, una moneda’, no trabajan y a fuerzas quieren llegar allá, cuando allá no está pasando nada, mejor aquí sabe, pero se me hace injusto que estén pasando cuando aquí les damos la oportunidad y la desaprovechan”, comentó Allan González, joven habitante de Ciudad Juárez.

En las calles no se les ve en los cruceros limpiando parabrisas a cambio de una moneda; se reúnen en un parque, en donde esperan a que llegue la noche para ir al punto del paso controlado.

En la zona Centro de Juárez la actividad económica empieza temprano, a donde llegan algunos migrantes para trabajar unos días y tener recursos para sobrevivir, dejando buena impresión.

Pero así de afectar, yo no considero que nos afecte, porque México está abierto para cualquiera, para todos.

Sí beneficia, porque tenemos más trabajadores de otros lados, a la mejor y hay unos que no le echan ganillas, no quiero decir quiénes; pero hay unos que no le echan ganas y hay unos que vienen con toda la actitud del mundo, que quieren ir a Estados Unidos y vienen con toda la actitud de echarle ganas”, comentó Kevin Jesús Padilla Zavala, comerciante del Centro de Juárez.

Es incómodo para ellos, para nosotros no, nosotros de verlos sí quisiéramos brindarles un hogar, comida, pero a veces no se puede, yo digo que ellos deberían estar en un lugar donde ellos puedan vivir”, comentó Laura Mena, otra vecina de esta ciudad.

Finalmente, el amor es lo que motiva todas las historias de los migrantes. Dejan todo en su tierra para buscar una mejor vida para sus familias, y hay quien deja todo para hacer una familia, como Addil, quien salió Marruecos hace cinco años, por el corazón de una juarense a quien conoció por internet.

Ah, yo vine a México, agradezco a México porque aquí vivo, respeto a México, amo a México. Mi esposa es mexicana, mi niña es mexicana, aquí vivo y no busco alguna manera de irme para instalarme en otro país, nada más estoy viviendo aquí”, afirmó el migrante marroquí.

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