“Ahí va quedando el jalecito”, dicen a un albañil. “Ya se lo chingó tío; ya nada más una carrera más de bloques y ya, ahí quedó el inche jale”, le mencionan.
Todo iba conforme a los planos, pero… no fue así.
Ah, chinga, de lo que me estoy dando cuenta”, ataja. Y le pide que baje el volumen de la música.
De lo que me estoy dando cuenta… ¡Ya la cagamos, tío”.
Y la pregunta lapidaria surgió: “¿Y la puerta?”.
Puso ventana acá y allá, ¿y la puerta?”, le reiteran al mai que voltea a uno y otro lado, intrigado porque no dejó el espacio para ingresar a lo que es una habitación.
Le recuerda que debían de hablarle al patrón para indicarle que ya habían terminado el trabajo.
Le estoy grabando un video al patrón para enseñarle el jale y decirle que ya acabamos”, le dicen al mai, pero “no dejo puerta, no chingue tío, tiene que dejarla tomada”.
El material que enviarían al patrón, dijo uno de los albañiles, “hay que borrarlo”.
Ambos albañiles acuerdan marcarle al patrón para hacerle saber que necesitan más tiempo para entregar el jale.
No es la primera vez que sucede algo similar. En julio de 2020, otra pareja de maestros de la cuchara cometieron un error similar. En esa ocasión era una casa pequeña, en la que los cuartos estaban trazados, pero el albañil que estaba pegando tabiques fue advertido de que no dejó el espacio para la puerta.
Algunos de los comentarios al video que suma casi 13,000 mil reproducciones en TikTok fueron en alusión a que a los albañiles “hasta la presión se les bajó”.
Otro dijo en tono de broma: “Yo pensé que era alberca… Jajajajaja”.
No faltó el que pidió precio por un diseño, pero también sin ventanas “para la suegra”.
Uno, incluso dijo que “por detalles cómo éste me negaron el título de ingeniero”.
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